Manifiesto CucubaNación

“Hay estrellas en el cielo que no vemos porque no las buscamos
La razón de ser de este libro es ayudar a encontrar esas estrellas en nuestros propios cielos.”
-Rafael Cancel Miranda

“Seamos cucubanos
Emitiendo nuestra luz
Irradiando amor
Repelando enemigos”
-Mural CucubaNación 2018

CUCUBA (como nuestros cucubanos) + NACIÓN =

Una nación luminosa y liberada—políticamente, colectivamente, holísticamente, espiritualmente soberana...

Negro es el lienzo original. Concebido en la oscuridad del cosmos, creado en la oscuridad de la matriz, contiene los abundantes tesoros del abismo. Lienzo negro sobre el que la creación pinta la luz como estrellas, lunas, nébulas, la concepción de nueva vida. Luz como luciérnagas, cucubanos, dinoflagelados e infinitas formas de vida marina bioluminiscente. Luz como testimonio de vida que prospera en ambientes hostiles. Luz más resplandeciente cuando las condiciones son favorables, pero aún brilla en testimonio radical cuando las condiciones son desfavorables. Luz como lenguaje luminoso, comunicaciones energéticas a través de cielos oscuros y aguas oscuras como el sonar.

Tenemos más bahías iluminadas que en cualquier otro lugar de este planeta. Portal de luz cósmica y planetaria reducida a mercancía colonial: Puerto Rico. Nuestro archipiélago, oscurecido por la conquista y el colonialismo. Extinguido por las tormentas del cambio climático, desapareció de las imágenes satelitales nocturnas donde alguna vez brilló como árbol navideño. La luz artificial es temporal. Los vientos del cambio climático zumban aguas frías de marejadas a nuestras cálidas bahías. Los pitiyanquis desalmados venden nuestras playas, tumbando manglares, matando de hambre a los dinoflagelados que dependen de aguas tibias ricas en nutrientes por sus raíces. Nuestro archipiélago anula la contaminación lumínica y la luz artificial. Reclama la oscuridad como lugar orgánico de poderosa concentración decolonial de vida y luz natural.

 Nuestro archipiélago nos enseña las condiciones favorables que hacen que los organismos unicelulares brillen por la oscuridad. Nos llama a recordar, a reclamar condiciones favorables para nuestro propio florecimiento, nuestro propio resplandor. Nos llama de vuelta a su oscura matriz para regestarnos, para desaprender las formas coloniales, para renacer en luminosa liberación.

Pasamos meses moviéndonos por noches oscuras alzando celulares a cielos negros para obtener señales que nos conectaran con nuestros seres queridos. En su lugar, encontramos constelaciones de cucubanos flotando por encima, revelando todo lo que la tecnología nos ha enseñado a no ver. Apagades, desconectades, recuperamos la vista. Recordamos quiénes éramos, recordamos quiénes somos. Como las retinas que se reajustan, viendo la luz a través de la oscuridad, salimos de debajo de las luces de la vigilancia colonial. Dibujamos sagrados remolinos lumínicos de bioluminiscencia boricua, reclamando la vida y la negrura. Como el papel blanco que siempre nos ponen delante para dibujar sombras, eliminamos el lente colonial, reclamamos las superficies negras para extraer luz de la oscuridad. Recordando nuestra propia luminosidad, nos reconectamos, nos resincronizamos a nuestra resonancia energética ancestral.

Recordamos que la oscuridad no es un lugar de miedo, sino el lienzo original. Nos acordamos de contar cucubanos, dibujar constelaciones. Por haber persistido en la oscuridad tanto tiempo., nuestros ojos se adaptaron. Hemos visto las sombras y todo lo que nos revelan. Reclamamos la vista. Reclamamos el verde brillo de los cucubanos y las luciérnagas. Reclamamos la acuática luz azul de los dinoflagelados. Reclamamos los colores de nuestra Tierra, majestuosa escuela que ofrece opuestos para aprender el arte de la armonía y el equilibrio.

Reclamamos la oscuridad para reclamar nuestra propia luz. Reclamamos la negritud. Reclamamos el tórax rojo, las alas negras con líneas amarillas y el resplandor verde de las luciérnagas, colores de los sueños de liberación de Marcus Garvey. Reclamamos nuestro lugar sagrado en la gran lucha mundial por la liberación negra. Reclamamos nuestres colores, nuestra creatividad, maestres de nuestre brillo. Reclamamos la maravilla de la infancia por toda la inocencia que el colonialismo ha robado con su violencia. Reclamamos la oscuridad y la capacidad de ver a través de ella para tumbar la invisibilidad impuesta. Nosotres mismes determinamos nuestra visibilidad o clandestinidad.

Rechazamos la vigilancia de nuestras lenguas, la imposición de un lenguaje colonial sobre otra, dividiéndonos aún más. Reclamamos el lenguaje más prevalente en la Tierra, el que comunican una infinidad de criaturas bioluminiscentes por sus abundantes aguas. A partir de este momento hablamos luz. Trascendente, eficaz en esta y otras dimensiones. Disolvemos los confines impuestos por el colonialismo.

Concebido en las iluminadas aguas azules de Bieké, CucubaNación incubó, como larvas lumínicas de luciérnagas, tras tantas noches oscuras después de los huracanes Irma y María. Nació sobre un muro negro y un lienzo negro también, en expresión catártica tras la represión policiaca de protestas de un Primero de Mayo. Se expandió a un espacio físico en las frustrantes semanas siguiendo al Huracán Fiona. CucubaNación se ha revelado como un espacio autónomo para concebir y practicar la soberanía. Imaginar lo que necesitamos colectivamente y practicar soñando, viviendo nuestros sueños para manifestarlos. CucubaNación es una nación simbólica, lumínica, sin fronteras: liberada. Cultiva nuestra esencia a través de nuestra luz interna, y el poder de nuestra luz colectiva. No dependemos de fuentes de energía externas. Somos nuestra propia luz y nuestres mismes libertadores.

Escrito en noviembre del 2024 en conmemoración al segundo aniversario del espacio en Mayaguez.